lunes, 22 de junio de 2009

Síndrome de alcoholismo fetal

Si está embarazada y consume alcohol, su bebé también lo hace.

Puede afectar el crecimiento de su bebé y provocar problemas físicos y de conducta para toda su vida. Uno de los efectos más severos de beber durante el embarazo es el síndrome de alcoholismo fetal (SAF).
El SAF es un grupo de problemas que puede incluir:
Retraso mental
Defectos congénitos
Características faciales anormales
Problemas de crecimiento
Problemas con el sistema nervioso central
Dificultad para recordar y/o aprender
Problemas con la vista o la audición
Problemas de conducta
El SAF persiste toda la vida. No existe una cura. Hay servicios escolares especiales que pueden ayudar con los problemas de aprendizaje. Las rutinas y un hogar sólido pueden ayudar con los problemas de conducta. Las mujeres pueden prevenir el SAF y otros problemas relacionados con el consumo del alcohol si no beben cuando están embarazadas o piensan quedar embarazadas.

Sindrome de West

El síndrome de West se denomina también de los Espasmos Infantiles y pertenece al grupo de lo que se llama "Encefalopatías epilépticas catastróficas".
Los espasmos infantiles son un tipo especial de ataque epiléptico que afectan fundamentalmente a niños menores de un año de edad y se distinguen dos grupos de pacientes:

Sintomático: hay previamente signos de afectación cerebral o por una causa conocida.

Criptogénico: se intuye causa sintomática, pero está oculta y no se puede demostrar.

Los sìntomas: Espasmos flexores, extensores y mixtos.

Consisten en contracciones súbitas generalmente bilaterales y simétricas de los nódulos del cuello, tronco y extremidades. La contracción más típica es la de flexión. La duración aproximada de cada episodio es aproximadamente de 2 a 10 segundos, durante la cual puede haber ausencia.
Los espasmos pueden acompañarse de: alteraciones respiratorias, gritos, rubor, movimientos oculares, sonrisa, muecas... Retraso psicomotor.
Hay pérdida de habilidades adquiridas y anormalidades neurológicas como:
- Diplejia (parálisis que afecta a partes iguales a cada lado del cuerpo)
- Cuadriplejia (parálisis de los cuatro miembros: tetraplejia)
- Hemiparesia (debilitamiento o ligera parálisis de una mitad del cuerpo)
- Microencefalia (cabeza pequeña)
En el electroencefalograma se muestra: Enlentecimiento y desorganización intensos de la actividad eléctrica cerebral, (hipsarritmia).
En el curso del proceso los lactantes pierden la sonrisa, abandonan la prensión de los objetos y seguimiento ocular, se vuelven irritables, lloran sin motivo y duermen peor. Disminuye el tono muscular y si la situación se prolonga el deterioro es importante.
Es frecuente que en muchos pacientes el retraso mental se manifieste antes de los espasmos; en estos casos, en general se consideran como probablemente sintomáticos.

Síndrome de Tourette

El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico caracterizado por movimientos repetitivos, estereotipados e involuntarios y la emisión de sonidos vocales llamados tics.
Los primeros síntomas del síndrome de Tourette se observan casi siempre a partir de la niñez, iniciándose generalmente entre los 7 y 10 años de edad. Afecta a personas de todos los grupos étnicos, aunque los varones se ven afectados con una frecuencia entre tres o cuatro veces mayor que las mujeres.
Aunque el síndrome de Tourette puede manifestarse como condición crónica con síntomas que persisten durante toda la vida, la mayoría de las personas que padecen del mal presentan los síntomas más severos durante los primeros años de adolescencia y van mejorando al avanzar hacia la fase más tardía de la adolescencia y posteriormente en la madurez.

Los tics se clasifican como simples o complejos.
Los tics simples son movimientos repentinos, breves y repetitivos en lo cuales están involucrados un número limitado de grupos musculares. Algunos de los tics simples más comunes incluyen el parpadeo y otros gestos visuales poco comunes, muecas faciales, encogimiento de hombros y sacudir la cabeza o los hombros. Las vocalizaciones sencillas pueden incluir el aclarar la garganta repetidamente, olfatear o hacer gruñidos.
Los tics complejos son patrones de movimientos específicos que abarcan varios grupos musculares. Los tics motores complejos pueden incluir muecas faciales combinadas con torcedura de la cabeza y encogimiento de hombros. Otros tics motores complejos pueden parecer deliberados, incluyendo el olfateo o manoseo de objetos, saltar, brincar, agacharse o retorcer o doblar el cuerpo. Los tics vocales simples pueden incluir el aclarar la garganta, el olfateo/resoplido, gruñidos o ladridos. Los tics vocales aún más complejos incluyen el emitir palabras o frases. Quizás los tics más dramáticos y que producen mayor discapacidad incluyen los movimientos motores automutilantes, tales como golpearse la cara o tics que incluyen la coprolalia (el decir obscenidades) o ecolalia (repetir palabras o frases de otras personas). Algunos tics son precedidos por un impulso irrefrenable o sensación en el grupo muscular afectado, lo que se llama un impulso premonitorio.
Algunas personas con el síndrome de Tourette describen su necesidad de completar un tic de cierta manera o cierto número de veces con el fin de aliviar la necesidad o disminuir la sensación.
Los tics a menudo empeoran cuando la persona está excitada o padece de ansiedad y se atenúan durante la realización de actividades calmadas o que requieren de concentración.
Algunas experiencias físicas pueden provocar los tics o aumentarlos. Por ejemplo, el usar ropa que apriete el cuello puede provocar tics en el cuello o el escuchar a otra persona olfatear o aclarar la garganta puede llevar a que el afectado emita sonidos similares. Los tics no desaparecen durante el sueño pero generalmente disminuyen notablemente.


Los tics van y vienen con el transcurso del tiempo y varían en el tipo, frecuencia, sitio y severidad del tic. Los primeros síntomas generalmente aparecen en la cabeza y el cuello y pueden progresar hasta incluir los músculos del tronco y las extremidades. Los tics motores generalmente preceden el desarrollo de los tics vocales y los tics simples a menudo preceden los más complejos. La mayoría de los pacientes presentan la máxima severidad de los tics durante los primeros años de adolescencia y van mejorando al avanzar hacia la fase más tardía de la adolescencia o al comienzo de la edad adulta. Aproximadamente el 10 por ciento de los afectados presenta un cuadro progresivo o incapacitante que persiste hasta la mayoría de edad.

Aunque los síntomas del síndrome de Tourette son involuntarios, algunas personas a veces pueden reprimir, encubrir o manejar sus tics de distintas maneras con el fin de minimizar el impacto que producen sobre sus actividades. Sin embargo, algunas personas con el síndrome de Tourette indican que sufren un notable aumento de tensión al reprimir sus tics, hasta el punto que sienten que el tic debe expresarse. Los tics provocados por una causa ambiental pueden parecer voluntarios o deliberados pero no lo son.

Aunque la causa del síndrome de Tourette es desconocida, las investigaciones actuales revelan la existencia de anormalidades en ciertas regiones del cerebro (incluyendo los ganglios basales, lóbulos frontales y corteza cerebral), los circuitos que hacen interconexión entre esas regiones y los neurotransmisores (dopamina, serotonina y norepinefrina) que llevan a cabo la comunicación entre las células nerviosas. Dada la presentación frecuentemente compleja del síndrome de Tourette, la causa del trastorno seguramente es igualmente compleja.

Muchas personas con el síndrome de Tourette experimentan problemas adicionales de neuro-comportamiento, incluyendo la falta de atención, hiperactividad e impulsividad (déficit de atención con hiperactividad) y dificultades relacionadas con la lectura, escritura y aritmética, además de síntomas obsesivo-compulsivos tales como pensamientos intrometidos, preocupaciones y comportamientos repetitivos. Por ejemplo, la preocupación por la suciedad y los gérmenes puede asociarse con el lavado repetido de las manos, y la preocupación por la posibilidad de que ocurran cosas negativas puede asociarse con comportamientos ritualistas como contar, repetir, ordenar y acomodar. Las personas que padecen del síndrome de Tourette también padecen de problemas de depresión, trastornos de ansiedad y otras dificultades para llevar adelante sus vidas, las que pueden estar o no relacionadas directamente con el síndrome de Tourette. Si se considera la gran cantidad de posibles complicaciones, las personas con el síndrome de Tourette pueden vivir mejor si reciben tratamientos médicos que incluyan una amplia gama de modalidades terapéuticas.

¿Cómo se diagnostica el síndrome de Tourette?
Los médicos diagnostican el síndrome de Tourette luego de asegurarse que el paciente ha padecido de tics vocales o motores durante por lo menos un año. La existencia de otras condiciones neurológicas o psiquiátricas también puede ayudar a los médicos a hacer el diagnóstico. Los tics más comunes rara vez son mal diagnosticados por médicos competentes. Sin embargo, la presencia de síntomas atípicos o la presentación atípica de síntomas (por ejemplo, la aparición de síntomas en la edad adulta), podrían requerir de la ayuda de especialistas para lograr un diagnóstico. El diagnóstico generalmente no requiere de exámenes de sangre o de laboratorio sino de estudios utilizando técnicas de diagnóstico por imagen, tales como la resonancia nuclear magnética, la tomografía computarizada y el electroencefalograma, además de ciertos exámenes de sangre que pueden utilizarse para descartar la existencia de otras condiciones médicas que podrían confundirse con el síndrome de Tourette.
No es infrecuente que los pacientes sean diagnosticados oficialmente con el síndrome de Tourette sólo después de haber presentado síntomas durante mucho tiempo. Esto obedece a muchas razones. Para los familiares y los médicos que no conocen bien el síndrome de Tourette, los síntomas como los tics leves e incluso los moderados pueden considerarse como irrelevantes, como parte de una fase de crecimiento o como resultado de alguna otra condición médica. Por ejemplo, algunos padres pueden pensar que el parpadeo de ojos está relacionado con problemas de la vista o que el olfateo es producido por alergias en ciertas estaciones del año. Algunos pacientes logran auto-diagnosticarse después de que ellos, sus padres, sus parientes o sus amigos leen o escuchan información sobre el síndrome de Tourette.
Estos incluyen trastornos de movimientos involuntarios que se inician en la niñez, tales como la distonia, o trastornos siquiátricas caracterizados por comportamientos o movimientos repetitivos (por ejemplo, el comportamiento estereotipado del autismo y el comportamiento compulsivo del trastorno obsesivo-compulsivo).

¿Cómo se trata el síndrome de Tourette?
Debido a que los síntomas del tic no siempre producen discapacidad, la mayoría de las personas con el síndrome de Tourette no requiere de medicamentos para controlar los tics. Sin embargo, existen medicamentos efectivos para aquellas personas cuyos síntomas interfieren con su funcionamiento diario. Los medicamentos que han demostrado ser más útiles de manera consistente para controlar los tics son los neurolépticos. Existen varios pero algunos son más efectivos que otros (por ejemplo, el haloperidol y el pimozide). Desgraciadamente no existe un solo medicamento que sea efectivo para todas las personas con el síndrome de Tourette, ni tampoco uno que elimine completamente los síntomas. Además, todos los medicamentos producen efectos secundarios. La mayoría de los efectos secundarios de los neurolépticos pueden manejarse iniciando el tratamiento gradualmente y reduciendo las dosis cuando se producen efectos secundarios. Los efectos secundarios más comunes de los neurolépticos incluyen la somnolencia, el aumento de peso y el embotamiento cognitivo. Algunos efectos secundarios neurológicos tales como estremecimientos, reacciones distónicas (movimientos o posturas retorcidas), síntomas parecidos a la enfermedad de Parkinson y otros movimientos disquinéticos (involuntarios) son menos comunes y se manejan fácilmente reduciendo las dosis. Después de usar los neurolépticos durante largo tiempo, al suprimirlos se debe hacerlo lentamente para evitar aumentos de rebote en los tics y disquinecia por disminución de la dosis. Una forma de disquinesia, producida por la disminución de la dosis de la medicina, llamada disquinesia tardía, es un trastorno de movimiento distinto al síndrome de Tourette y que puede ser consecuencia del uso crónico de neurolépticos. Es posible reducir el riesgo de este efecto secundario usando dosis más bajas de neurolépticos durante períodos más cortos.
Existen otros medicamentos que también podrían ser útiles para reducir la severidad de los tics pero la mayoría no ha sido estudiada en forma tan extensa ni ha demostrado tener una eficacia tan consistente como los neurolépticos. Otros medicamentos con demostrada eficacia incluyen los agonistas alfa-adrenérgicos tales como la clonidina y la guanfacina. Estos medicamentos se utilizan principalmente para la hipertensión pero también se usan en el tratamiento de los tics. El efecto secundario más común de estos medicamentos y que impide su uso es su acción sedante.
También existen medicamentos efectivos para tratar algunos de los trastornos de neuro-comportamiento que pueden producirse en pacientes con el síndrome de Tourette. Investigaciones recientes demuestran que medicamentos estimulantes tales como el metilfenidate y la dextroamfetamina pueden disminuir los síntomas de déficit de atención con hiperactividad en personas que padecen de tics relacionados con el síndrome de Tourette, sin que estos tics se tornen más severos. Sin embargo, las etiquetas de producto de los estimulantes actualmente contraindican su uso en niños con tics relacionados con el síndrome de Tourette y en personas con el síndrome o con historia familiar de tics. Los científicos abrigan la esperanza de que investigaciones futuras incluyan un debate exhaustivo sobre los riesgos y beneficios de los estimulantes en personas con historia familiar del síndrome de Tourette para lograr que el asunto se esclarezca. Para tratar síntomas obsesivo-compulsivos que alteran el funcionamiento normal diario de las personas, los inhibidores de la recaptación de la serotonina, la clomipramina, fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina y sertralina, han demostrado ser efectivos en algunos pacientes.
La psicoterapia también puede ser útil. A pesar de que el síndrome de Tourette no es causado por problemas sicológicos, la enfermedad sí puede producirlos. La psicoterapia puede ayudar a las personas con el síndrome de Tourette a adaptarse mejor a su trastorno y a manejar los problemas sociales y emocionales secundarios que a veces ocurren. Recientemente, tratamientos específicos para modificar el comportamiento, incluyendo la capacitación para ayudar al paciente a tomar conciencia del problema y capacitación en la cual se le presenta al paciente otras alternativas, como por ejemplo enseñar al paciente a moverse en forma voluntaria respondiendo a un impulso premonitorio, han dado buenos resultados en pequeños estudios controlados. Los Institutos Nacionales de la Salud actualmente financian investigaciones a mayor escala con la esperanza de que se puedan obtener resultados más concretos.

¿Es hereditario el síndrome de Tourette?
Los resultados de pruebas con gemelos y entre familias sugieren que el síndrome de Tourette es un trastorno hereditario. Aunque los estudios iniciales entre familias indican una forma de herencia autosómica dominante, investigaciones más recientes indican que el patrón de herencia es mucho más complejo. Aunque hayan sólo unos pocos genes con efectos sustanciales, también es posible que muchos genes con efectos menores, además de factores ambientales, puedan jugar un papel en el desarrollo del síndrome de Tourette. Las investigaciones genéticas también indican que algunos tipos de déficit de atención con hiperactividad y del trastorno obsesivo compulsivo podrían estar ligados genéticamente al síndrome de Tourette, pero hay menos evidencia de que exista una relación genética entre el síndrome de Tourette y otros problemas de neuro-comportamiento que ocurren comúnmente junto con esta enfermedad. Es importante que las familias comprendan que una predisposición genética no necesariamente conlleva a la manifestación plena del síndrome de Tourette. En cambio, puede que se exprese sólo como un trastorno leve de tic o en un comportamiento obsesivo-compulsivo. También es posible que los hijos portadores del gen no desarrollen ningún síntoma del síndrome de Tourette.
El género de la persona también juega un papel importante en la expresión del gen del síndrome de Tourette. Los varones en riesgo tienen mayores probabilidades de mostrar tics, mientras que las mujeres tienen mayores probabilidades de mostrar síntomas obsesivo-compulsivos. Es posible que las personas con el síndrome de Tourette corran mayor riesgo de padecer de otros trastornos de neuro-comportamiento, tales como la depresión o adicción a las drogas. Los consejos genéticos para individuos con el síndrome de Tourette deberían incluir un escrutinio completo de todas las condiciones potencialmente hereditarias de la familia.
El trastorno autosómico dominante es uno en que sólo se necesita una copia del gen defectuoso, heredado de uno solo de los padres, para expresar la enfermedad.

¿Cuál es el mejor ambiente educacional para los niños con el síndrome de Tourette?
Aunque los niños con el síndrome de Tourette a menudo se desempeñan bien en una sala de clases normal, algunos problemas con el aprendizaje, el déficit de atención con hiperactividad, síntomas obsesivo-compulsivos y frecuentes tics tienden a interferir gravemente con su rendimiento académico o integración social. Luego de ser sometidos a un examen exhaustivo, los estudiantes deberían ser colocados en un entorno educacional que satisfaga sus necesidades individuales. Los estudiantes pueden necesitar profesores particulares, clases especiales o muy pequeñas y en algunos casos, escuelas especializadas.
Todo estudiante con el síndrome de Tourette necesita un ambiente tolerante y compasivo que lo anime a trabajar al máximo de su potencial y que sea lo suficientemente flexible para adaptarse a sus necesidades individuales. Este ambiente puede incluir un área privada para el estudio, rendir exámenes fuera de la sala de clase normal e incluso exámenes orales en aquellos casos en que los síntomas del niño interfieren con su habilidad para escribir. Los exámenes sin límites de tiempo reducen el estrés para los estudiantes que padecen del síndrome de Tourette.

Sindrome de Asperger

El síndrome de asperger es un severo trastorno del desarrollo que tiene como característica principal la dificultad en la interacción social y en encontrar intereses, seguido de un comportamiento limitado y poco usual.
Muchos llegan a confundir esta enfermedad con el autismo sin retraso mental llamándolo autismo de alto funcionamiento, pero es hoy algo complicado establecer diferencias entre ambos ya que poseen síntomas similares.
Las personas que padecen este síndrome suelen ocultarlo, ya que poseen buenas comunicación oral, un coeficiente intelectual dentro de lo normal e incluso, muchas veces, más alto de lo normal, y un estilo de vida solitario, como todo esto es común en el comportamiento de los seres humanos, se hace muy difícil saber quién posee este síndrome. Pero las deficiencias se pueden observar en situaciones nuevas o en situaciones sociales que exigen otro tipo de comportamiento que no es el habitual.
Podemos enfatizar que las personas con síndrome de Asperger manifiestan comportamientos de mala adaptación en diversos entornos, y esto se debe a que estos individuos poseen un escaso entendimiento de los fenómenos sociales y por eso su asombro cuando deben afrontar experiencias nuevas.
El síndrome de Asperger es un tema que debe ser tratado con ayuda de expertos no sólo para la designación del diagnóstico sino también para una futura curación, debido a que no es un problema físico sino de índole psicológico y requiere de la asistencia de varios profesionales.
La detecciòn es habitual en la escolaridad.

Sindrome de Down

El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce en el mismo momento de la concepción, al unirse el óvulo con el espermatozoide.
Su etiologìa es hasta el momento desconocida.

Cualquier persona puede tener un niño con Síndrome de Down, no importa su raza, credo o condición social. Todos nosotros tenemos 46 cromosomas en cada una de nuestras células; 23 provienen de la madre y 23 del padre.
Tanto uno como otro pueden poseer un cromosoma de más, ya sea en el óvulo o en el espermatozoide. De esta manera uno de los dos aportará 24 en lugar de 23 cromosomas y nacerá entonces una persona con Síndrome de Down, que tendrá en total 47 cromosomas, en lugar de los 46 correspondientes.

Ese cromosoma extra se alojará en el par 21, por eso se conoce con el nombre TRISOMIA 21.

El cromosoma extra al que nos hemos referido, hace que las personas con Síndrome de Down posean características físicas similares (ojos oblicuos, con pliegues de la piel en los ángulos internos; poca tonicidad muscular; nariz pequeña y de puente algo bajo; orejas pequeñas y de baja implantación; manos pequeñas, dedos cortos. Suele haber un solo surco en la parte superior de la palma, en vez de dos; baja talla, etc.), que no siempre se dan todas juntas, ni en todos los casos. Por esta razón, lo más probable, es que un niño son Síndrome de Down se parezca más a sus padres o hermanos, que a otros niños con Síndrome de Down. El diagnóstico que se les realiza es básicamente clínico. Esto quiere decir que en el momento del nacimiento y, ante ciertos rasgos físicos, se tiene una presunción del Síndrome.

El recién nacido tiene o no Síndrome de Down y no existen grados intermedios. El que un bebé presente pocos signos externos no significa que se trate de un "Down leve", se trata de un bebé con signos atenuados. Lo mismo ocurre frente a la ausencia de enfermedades o complicaciones de salud; son condiciones positivas, proveen una buena base, pero no determinan el proceso evolutivo posterior.

Síndrome de Down podrán desarrollar todo su potencial de aprendizaje y seguirán mos pasos de desarrollo que el resto de los niños, sólo que lo harán más lentamente. Dependerán fundamentalmente de una familia sólida que les brinde amor y pertenencia y de profesionales de apoyo que crean primero en ellos como "personas" y luego como "personas con Síndrome de Down
Estrategias a elaborar:

Dinamismo y la toma de conciencia del Yo corporal

El niño normal posee un potencial fuertemente dotado en los aspectos intelectivos y sensoriomotriz que lo habilita para romper la unidad de ambos, una vez que la simbiosis deja de ser necesaria como estructura elemental de sostén. Este lumbral de madurez es franqueado paulatinamente a partir de los 3 años. Para llegar a él, sigue una trayectoria de múltiples y vividas experiencias que comienzan en la cuna y sus primeras relaciones y contactos con los seres y los objetos.
Antes del año de vida: el niño forja un mundo egocéntrico donde el Yo es el todo; tiene una conducta dirigida por experiencias inmediatas con los objetos que lo rodean, donde él no puede desligarse de las sensaciones que le producen el tacto y el manipuleo. Esto lo lleva a identificase con los objetos y así pasan a ser una prolongación del Yo (Piaget).
En ésta época de conducta Sensoriomotriz: El Yo es el centro y no se destaca del marco espacial en el cual se desenvuelve. Posee una visión difusa e indiferenciada de sus partes, que responde a la visión globalizante de su pensamiento sincrético.
La conducta prensil y de manipulación deja paso mas tarde a un comportamiento dinámico que hace reemplazar las impresiones táctiles por las impresiones Kinestèsicas, determinando entonces que el Yo quiebre su identidad con el objeto y se destaque del contexto espacial.
Paulatinamente el niño emerge de ese mundo en el cual el Yo era la totalidad para establecer una diferenciación entre él y el mundo exterior.
En esta distinción se halla implícita la relación entre ambos. Relación expresada por medio de un dinamismo que se proyecta desde el Yo corporal (centro de acción) hacia el espacio (territorio de acción) y se desplaza en él.
La apreciación progresiva de esta integración del Yo al campo espacial en que se orienta, lo conduce a la toma de conciencia de que su cuerpo es el centro del cual emergen las proyecciones dinámicas que lo relacionan con los objetos y de que él recibe como en un movimiento de retorno las impresiones resultantes de esa proyección y ese contacto.
Para el niño proyectarse con el objeto ya no es identificarse con él, esta diferenciación aporta claridad a la imagen corporal, que va diferenciándose en los elementos que la constituyen a medida que sus impresiones le hacen tomar conciencia de las partes integrantes como medios receptivos y de relación.
Esta imagen es semejante a cualquier otra imagen mental y se compone de tantos elementos como los que puede reunir en cualquiera de ellas. El niño por lo tanto no puede agregar más datos a esa imagen que los que le autoriza la etapa de evolución de su pensamiento.
Antes de los 4 años, los elementos de que consta la representación interiorizada de su cuerpo dependen de su pensamiento egocéntrico y preconceptual.
De los 4 a 6 años, en el niño normal se produce una conceptualizacion creciente que le va a otorgar la madurez necesaria para que modele su conducta según las presiones del medio ambiente familiar social y escolar, pudiendo realizar un aprendizaje normal. En esta época el pensamiento evoluciona a una posible socialización que le ayudará a organizar sus expresiones inmediatas traduciéndolas en conceptos y aportando nuevos datos a su esquema corporal. De éste modo la Imagen del cuerpo se enriquece y responde al grado de evolución de su pensamiento, adquiriendo más datos cuanto mayor es la conceptualizacion del mismo.
Dinamismo y pensamiento: Sus relaciones con el esquema corporal en el débil mental
Toda expresión motora necesita de un control mental, ejercitando ese control por medio de una representación interiorizada de las acciones a nivel cortical; esta imagen es la que sostiene y enlaza los pensamientos, que de este modo se transforman en el fundamento de todo el control motor.
Si no se obtiene dicho control, no pueden perfeccionarse las cualidades del movimiento:
La educación del freno inhibitorio es imprescindible para adquirir la posterior precisión del gesto, pero esta representación mental de las acciones no se puede presentar en forma aislada, sino que debe asentarse en un exhuma corporal esbozado a nivel del movimiento que se va a ejecutar.
De allí que la nitidez y completud de la imagen del cuerpo tenga relevante importancia en la educación del movimiento.
Las impresiones cinestésica impulsan al niño a tomar conciencia de sí mismo y de las distintas partes de su cuerpo, resulta que la dinámica corporal asentándose en una representación interiorizada, compone un circuito de inteligencia y motricidad de intrincada trama, donde cada una de ellas es soporte y a la vez estímulo de la otra en activa y recíproca acción.
Si examinamos los rasgos sintomáticos del cuadro en general de inmadurez psicomotora veremos que el ESQUEMA CORPORAL DEFICIENTE no aparece ahora como un signo entre otros; sino que se revela como el factor básico en el que radica la importancia de las representaciones mentales que permitirán ejercer el control motor de la coordinación general.
Este enfoque propone realizar toda la educación en función del esquema del cuerpo , tratando de llegar a estructurarlo por medio de la actividad mental que comanda la accion y de la expresión motora que la pone en juego.
Para cumplir con este fin se considera:
Las anomalías y deficiencia que presenta el niño psicomotor inmaduro.
El planteo de la ejercitación psicomotriz correspondiente, estructurando por su intermedio el esquema corporal.
La ejercitación correctiva en sí misma y su discriminación de acuerdo con la función terapéutica que cumple en relación con los trastornos acusados en el cuadro de debilidad psicomotora.
Anomalías y deficiencias en el cuadro de inmadurez psicomotora
Las anomalías del ciclo en la edad de 3 años 6-5 años de edad motora, permite comprobar que las mismas, en este período de desarrollo se distribuyen en tres campos distintos del comportamiento psicomotor:
En la actividad tónica.
En la actividad de relación.
En la actividad psicofuncional: En las capacidades psíquicas vinculadas estrechamente al acto motor
La actividad tónica: es la que dependiendo íntimamente de la correcta regulación del tono muscular o de su equilibrio, permite el mantenimiento de una actitud correcta y de su elasticidad. Esta función tónica que es la primera organizada en el niño permite tener la inmovilidad, sobre cuyo control reposan todas las actitudes.
Al educar esta función, logramos el progresivo desarrollo del freno inhibitorio que actúan sobre los movimientos impulsivos.

Las anomalías son:
Alteraciones en el tono muscular
Hipo o Hipertonía, dificulta la toma de actitudes correctas, provocando su deformación o la incapacidad para mantenerlas. Influye sobre la actividad postural.
Incapacidad para regular el tiempo de ejecución de un movimiento por:
a) Ausencia o disminución del freno inhibitorio, que por esa causa no modera los movimientos impulsivos, tanto en el desplazamiento corporal como en la actividad gestual.
b) Lentitud de reacción frente e los estímulos sensoriomotrices recibidos, tanto en ejercicios ritmados como en la actividad espontánea.
Alteraciones en la coordinación estática
Desordenes del equilibrio, perdida en el desplazamiento i incapacidad de mantenerse quieto.
Inexpresividad facial
Por falta de elasticidad en los músculos del rostro, que lo hacen incapaz de reflejar adecuadamente sus estados de animo por medio de la mímica expresiva.
La adquisición de estos movimientos tiene un valor genético y están ligados al desarrollo neurológico general.
 
La actividad de relación: constituye el movimiento en si; su reeducacion tenderá a lograr la precisión del mismo y a mejorar la calidad de su rendimiento.

Las anomalías son:
En la coordinación general
Marcha: sin elasticidad en el desplazamiento ni en el movimiento sinérgico de los brazos.
Carrera: a) corre sin agilidad b) no corre, en este caso el niño manifiesta no saber correr y se niega a hacerlo por temor a caerse.
Salto: incapacidad para saltar, aún sin existir causa orgánica que lo justifique. A pesar de sus esfuerzos el niño no logra separarse del suelo.
Prueba nº 3: (de 3 años) casi siempre es negativa, porque el niño no salta bien o no cumple íntegramente las consignas ya que separa sus pies o pisa la soga.
Prueba nº 3: (de 4 años) se aginen al niño 7 u 8 saltos en 5 segundos, brincando en su lugar, en la mayoría de los casos no consigue elevarse del suelo.
Dificultad para saltar con los pies juntos: Prueba nº 3: ( 5 años) el niño generalmente separa los pies con un movimiento alternativo al elevarse y caer. El proceder mas positivo en esta etapa es el de salto bajo, a escasa altura y sin obstáculos.
Adecuación deficiente de la marcha al ritmo impuesto: movimiento de desplazamiento sin ajustar al ritmo escuchando ni a las variaciones impuestas.
 
En la coordinación dinámica manual

Modos prensiles sin refinar: no evidencia en forma espontánea el movimiento de pinza en ejercicios de selección.
Sincinesias manuales acentuadas: de difusión tónica y de reproducción.
Imprecisión: en el manipuleo y la ordenación de objetos.
Dificultad: para establecer movimientos de 2 tiempos, tanto simultáneos y simétricos como alternativos (prueba nº 5- de 4 y 5 años).
Dificultad: para establecer la coordinación ritmada con palmas al compás de ritmos variados.
Coordinación visomotriz y dinámica manual deficientes: en actividades de iniciación en recortado, picado, enhebrado, modelado y en la actividad gráfica.
Abotonaduras: efectuadas con gran imprecisión y lentitud o bien sin lograr cumplir su intento. (test nº 4 de 4 años de Ozeretzki).
 
En la actividad psicofuncional: En las capacidades psíquicas vinculadas estrechamente al acto motor

Las anomalías son:

Trastorno de la atención
Memoria: Visual, auditiva y motriz en registro disminuido.
Deficiente sentido de orientación espacial: conocimiento limitado de las distintas direcciones del campo espacial respecto de su propio cuerpo; en muchos casos se los reduce a los lugares arriba y abajo. Lo mas frecuente es la indecisión del reconocimiento de adelante, atrás y al costado o el desconocimiento de esos mismos lugares. El conocimiento de la derecha en si mismo es de rara excepción.
Organización deficiente de la imagen corporal:
Traducido en el dibujo: por el esquema por omisión de elementos básicos. La figura humana en esta etapa se reduce al esquema primario: cabeza y piernas.
En la actividad praxica: se evidencia en la construcción de una imagen óptica deficiente, manifestadas por la imposibilidad de nombrar las partes de su rostro, si no es por reconocimiento visual por otro ser y por el desconocimiento nominal de partes esenciales de su cuerpo, que no son directamente visibles o de otras que no se han hecho conscientes por tener participación mas reducida en la actividad corporal; rodillas, cuello, pecho, espalda, hombro, etc. Por la dificultad expresada para imitar actitudes simples en espejo. Por la torpeza que pone de manifiesto en la actividad gestual.

Educación psicomotora en función del esquema corporal

Los signos que aparecen en este cuadro de anomalías y deficiencias del comportamiento psicomotor, provocan en el niño un estado de inmadurez difusa que se hace característico de este ciclo y que le impide tomar plena conciencia de su Yo como sujeto integrante de un mundo con el cual no puede establecer las relaciones adecuadas.

Su educación deberá centrarse en la toma de conciencia de ese Yo, y para ello se tratará de agudizar la sensibilizar de captación por medio de impresiones claras y definidas:
Táctiles.
Visuales.
Auditivas.
Musculares.
Cinestèsicas, etc.
Educando la Atención y la Memoria y Ejercitando las Coordinaciones motrices correspondientes a estimulaciones diversas.
Por medio de los sentidos, el psiquismo y el movimiento, le haremos tomar conciencia de cada una de las partes de su cuerpo, del espacio que lo rodea y de sus relaciones con él. Esto lo llevará a crear una imagen corporal cada vez mas clara y perfecta; y a su vez este dinamismo será educado siguiendo las normas del desarrollo, de modo tal que en función del esquema corporal y las relaciones dinámicas podamos corregir las deficiencias o disminuir las alteraciones anotadas en el cuadro de debilidad psicomotora.
Es un proceso reversible, donde se trata de enseñar, estimular y corregir, para que en función de uno y otro aspecto el niño logre una madurez progresiva, que permita luego la prosecución del aprendizaje.
 
Educación Psicomotriz

Ejercicios seriados correctivos y de desarrollo:
Educación psicofuncional.
Educación en la actividad tónica.
Educación en la actividad de relación.
Para lograr la maduración psicomotriz es necesario el estimulo y desarrollo de la capacidad intelectual del niño como la educación misma del movimiento que es controlado por ella. La educación tratará de corregir la inhibición del movimiento para lograr precisión, ejercitando este control sobre la actividad corporal voluntaria, la mímica y la coordinación manual a través de la educación de la función Tónica, de la actividad de Relación y de la estimulación Psicofuncional.
Se tiene que tener un vasto plan de ejercicios correctivos y de desarrollo, agrupados en diversas series graduadas, según la dificultad y el fin que se persiga dentro de cada uno de los tres sectores de la educación.
 
Ejercicios de la educación Psicofuncional:

Ejercicios de Atención: de coordinación manual; gráficos, verbales, rítmicos (sin desplazamientos), lúdicos.
Ejercicios de percepción sonora: de acuidad perceptiva y discriminación; de memoria auditiva; de coordinación auditivo-motriz.
Ejercicios de percepción visual: de acuidad visual y discriminación; de memoria visual, de coordinación visomotriz.
Ejercicios de memoria motora.
Ejercicios de orientación espacial.
Ejercicios de imitación de actitudes.
 
 
Ejercicios para la educación de la Función Tónica:
Ejercicios para alteraciones de la tonicidad: relajación y contracción muscular.
Ejercicios para el desarrollo del freno inhibitorio: de silencio y control de movimiento, de inhibición en marcha, de inmovilidad, juegos de inhibición.
Ejercicios de equilibrio estático.
Ejercicios de equilibrio cinético.
Ejercicios de expresividad facial.
Ejercicios para la educación de la Actividad de Relación:
Ejercicios de coordinación general: marcha, carrera, salto, ejercitación rítmico-motora.
Ejercicios de coordinación viso-motriz y dinámica manual (primera etapa hasta 5)
Ejercicios de control de movimientos manuales: prension y manipulación de objetos.
Ejercicios de destreza y coordinación manual: (primera parte); de movimientos amplios, movimientos restringidos y presicion progresiva; de coordinación psicomotriz sobre dibujo; de coordinación visomotriz delicada: picado, recortado, modelado, plegado, en lineamientos correspondientes a esta primera etapa.
Ejercicios de coordinación rítmico-motora de miembros superiores.
Ejercicios de gimnasia en las manos: primera parte.
Ejercicios contra sincinesias manuales.
Ejercicios de lanzamiento de pelota.
Ejercicios e grafismo previo a la escritura. (primera parte)
Ejercicios de destreza y coordinación manual: (segunda etapa 5 a 6 a)
Ejercicios de coordinación visomotriz delicada: picado, recortado, plegado, modelado, bordado, contorneado y coloreado, en lineamientos de dificultad progresiva.
Ejercicios de gimnasia en las manos: segunda parte.
Cuentos animados con movimiento digitales.
Ejercicios de grafismos previos a la escritura: segunda parte.
Ejercicios de coordinación visomotriz delicada: picado, recortado, modelado, plegado, bordado, en lineamientos de dificultad progresiva; ejercicios previos al contorneado y al coloreado: iniciación de ambas actividades.
Actividades estéticas, para ambas etapas, que ponen en juego la coordinación visomotriz delicada y la precisión del dinamismo manual.
 
El fin educativo-correctivo es:
Estos tres tipos de educación se pondrán en juego función y a medida que vayan discriminándose los elementos integrantes del exhuma corporal. Deben seguir el orden predicho en la reeducacion general: los ejercicios de la educación tónica deberán preceder a los que impliquen educación del movimiento, pero se llevan a cabo por una ejercitación combinada que ensamble el aspecto trifasètico que debemos encarar.
La educación de la Función Tónica:
Parte de los ejercicios de equilibrio de la tonicidad que van a sustentar la adquisición de la precisión del gesto. Combinados con los ejercicios e silencio y de inmovilidad, llevaran a crear el principio de autodominio, base indispensable para la educación futura del movimiento voluntario. Junto a los ejercicios de control de movimientos van a favorecer el desarrollo de la inhibición, que actúa como freno para la impulsividad de los gestos. Algunos de estos ejercicios buscan el estado de reposo o evitan los desplazamientos -entre ellos, los de equilibrio y expresividad facial, relajación, inmovilidad y silencio - mientras que otros como los de control de movimientos, equilibrio cinético y los juegos de inhibición, trasladan ya el control conseguido a un relativo dinamismo.
Simultáneamente con ellos y en forma progresiva se ejercitara la atención, la memoria visual, auditiva y motriz, lo cual contribuirá a facilitar la estabilidad psicomotora indispensable para sustentar todo aprendizaje posterior.
La educación de la atención es fundamental:
La atención làbil no solo impide fijar los conocimientos sino que muchas veces es causa de la inestabilidad del comportamiento. A su vez la conducta ambulatoria o la inquietud permanente no permiten la fijación de la atención y por lo tanto del aprendizaje. Es de suma importancia lograr la estabilidad de ambos factores de influencia reciproca, atención y conducta, para lo cual es primordial investigar si existen causas orgánicas que originan su alteración, y en caso positivo, encarar el tratamiento médico que regulará la inestabilidad. La disritmia cerebral es una de las causas màs frecuentes de la conducta inestable.
La educación Psicofuncional:
Regulando en primer termino la atención estimulará luego los distintos tipos de memoria, al mismo tiempo que la educación de la función tónica llevará a obtener el control del movimiento y desarrollará la inhibición que actúa sobre la motilidad voluntaria, sentando las bases para la educación progresiva de la coordinación general. Esta corresponde ya a la educación de la actividad de relación y se llevara a cabo en dos aspectos bien diferenciados:
Actividades de desplazamiento corporal, en ejercicio de marcha, carrera y salto.
Actividades de la coordinación manual.